Una fuga se parece a un canon: ambos se basan en un tema que se va tocando en distintas voces, en distintos tonos y, a veces, en distintas velocidades. Pues bien, en el caso de Bach, una vez que todas las voces han entrado en juego, la libertad es arrolladora. Bach siguiendo las leyes de la armonía, rompe con ellas. Bach improvisa tanto como un músico de jazz. Bach modula, es decir, cuando termina un canon - cuando parece terminar -, no está ya en la misma tonalidad que al comienzo; luego, en sucesivos movimientos, recupera la tonalidad inicial, aunque ya desde otra perspectiva, otro contexto, y esa recurrencia podría prolongarse ad infinitum. El tiempo lineal se ha disuelto en el tiempo cíclico; el tiempo cíclico aboca en la eternidad; la eternidad es lo incensantemente nuevo.Trobat a Variaciones 95, de Salvador Pániker. Random House Mondadori (edició debolsillo, pàgina 86).
dissabte, 16 d’octubre del 2004
Bach, el temps i el jazz
Un CD amb una fuga de Bach (o el que un tingui a l'abast). Deixar que soni. Deixar que el so penetri. O deixar que un penetri en el so. Fer-ho durar una estona. De tant en tant, tornar. I menjar una pruna, parlar i llegir. Una mica.
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