El mundo, antes de que pudieran examinarse las voces, no existía. Hasta la invención del fonógrafo por Edison, el mundo de los sonidos sólo podía manifestarse exclusivamente en una fugaz presencia, a su lado no existía más que una repetición más queda, más difusa ante el oído interno o, aún menos fiable, la confrontación de sonidos irreales en la imaginación. Luego, en 1877, de repente, la apertura de una esfera insospechada de la acústica: después de haber grabado las primeras palabras en un rodillo sonoro, el locutor podía escucharlas en diferido sin tener que pronunciar los sonidos de nuevo: el primer hombre que pudo escucharse a sí mismo.El técnico de sonido, de Marcel Beyer. Debate Editorial. Traducció de Georg Pichler y Carmen Gómez. Madrid, 1999. El protagonista és Hermann Karnau, un enginyer acústic. És curiós: el títol original del llibre és Flughunde (Ratpenats, però en altres llocs es diu que fa referència a la legió Condor). El títol de la traducció anglesa és The Karnau tapes (Les cintes de Karnau).
dissabte, 16 de gener del 2010
Textos aliens: Marcel Beyer
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